miércoles, 16 de abril de 2008

nadie es profeta en su tierra

Desconozco por completo si el refran que reza que nadie es profeta en su tierra solo adquiere valor en la Argentina o es algo que ocurre en todas partes.  De tanto en tanto, debo confesar, tengo la impresion que solo ocurre por el Rio de la Plata.  Seguramente alguno sabra corregir este dislate de sensacion y me pondra en mi lugar.

Hoy dia, entre tantas otras cosas que hice y de las cuales dare cuenta en proximas entradas, anduve dando vueltas por el Central Park, esa suerte de pulmon artificial que tienen los newyorkers para salirse de la picadora de carne que los muele todos los dias.  De solo pensar que a solo unas pocas cuadras esta Times Square donde si permaneces quieto dos segundos la gente te arrastra consigo varias cuadras, es dificil de creer estar en medio de semajante sensacion de alivio, una armonia silenciosa solo interrumpida por el rumor de la gente.

Recorde en la mitad del recorrido, porque me di el gusto de andar en una de esas bicicletas para dos personas detras del conductor que te llevan de paseo hasta donde gustes, cuanto gustes y pagando lo que sea que negocies con el guia, (solo comento que el debate por  la paga fue largo), que en una de las entradas del parque se encuentra una estatua en homenaje a San Martin.

Debo decir que las veces que he oido hablar del asunto de la estatua la supuse una  joda de mal gusto, una portenada (recuerden tambien mi falta de n y acentos con este teclado, nino, nina, cumpleano) de esas bien tipicamente nuestras.  Creo en alguna oportunidad haver confirmado la certeza del rumor y con el tambien mi sorpresa.

Le pedi al guia que me llevara hasta alli y efectivamente ahi estaba, justo en la esquina de Brodway con la sesenta y pico, en la misma entrada principal del parque, la mas concurrida si se viene desde el lado sur.  I could not believed my eyes, como dicen ellos, realmente estaba atonito por el asunto.  La contemple durante un largo rato sin poder emitir palabra hasta que pude explicarle al guia, no sin poca emocion, de quien se trataba y su importancia para la historia Argentina.

Desde ya, o no, el tipo no sabia quien era ni tampoco acerca de la envergadura historiografica de la figura, pero estaba alli, desafiante, con el caballo montado sobre un pedestal de granito, nuestro San Martin, el de todos, y fue ahi que recorde varias cosas.

Mal que nos guste o no, ojala fuere motivo de agrado, seguimos siendo reconocidos por Maradona, un taxista Sengales que viajaba junto con su hijo, omar, historia para otra entrada, en el mismo instante en que aclare mi procedencia argentina procedio a explicarle al pequeno que se trataba del pais de donde venia el tipo ese del que tanto le habia hablado, porque el nene juega soccer.

Lo mismo ocurrio hoy en mi noche despedida, en Times Square, frente al ventanal de M&M con un negro tocando el saxo como los dioses haciendo de mi espera de la gallega una delicia de momento.   Puse unas monedas en su sombrero, pense para mis adentros, que pedazo de despedida me estoy llevando.  Al terminar el tipo se me acerca, algo le digo, algo me dice y se entabla una conversacion.  Le comento mi apetencia por el jazz aun siendo amateur y el tipo comienza a repasar a todos los que consideraba grandes, y repaso los clasicos, miles, coltrane, porter, birdie, sanders, nombro un par mas y dijo, gato barbieri, y no escuche mal, claramente dijo gato barbieri.

Numerosas veces oi denostaciones por parte de la prensa  y de la inteligentzia jazzera para con Barbieri, he oido y leido de todo al respecto, pocas veces halagos serios, respetuosos, pero ese negro, ese pedazo de musico callejero lo tenia entre sus maestros.

Que decirles gente, no se que nos pasa a los argentinos, digo, y no quiero ser simplista, pero solo pretendo llevarme por cierto sentido comun que no vaya mas alla de las apreciaciones mas basicas.  En Brasil cantan a Caetano, Gilberto, Gal Costa o quien fuere de la musica popular brasilera y asisten multitudinariamente a sus conciertos, se saben las letras de buena parte y bailan de manera mas entusiasta si la musica es en portugues.  En Espana lo mismo pasa con Serrat, Sabina, Aute, Serrano y quien sea que les guste, mas o menos pop, mas o menos cantautor, y a nadie se le caen las medias si dice que le gusta la oreja de Van Gogh.

Me pregunto de que va este elitismo o lo que sea que fuere en lo que caemos que no nos permite disfrutar de nuestros artistas en plena forma, de nuestros deportistas, escritores, boxeadores o lo que fuere.  He escuchado enconadas discusiones de gente muy intelectual, entre comillas, que le faltan al teclado, acerca de American Idol en New York y no por eso me podian hablar menos fervorosamente de la contienda politica, racismo o lo que sea.

De verdad creo que algo no anda bien, porque todavia no vi una estatua de Don Jose del tamano y la importancia que los tipos le dieron en el lugar, uno de ellos, mas concurridos de su ciudad, y ojo que tienen monumentos y no meten a cualquiera.

Honestamente me siento desorientado, con cierta bronca por la ausencia de reconocimiento, a las cenizas o a los que aun caminan, y orgullo por el negro que con su saxo en mi ultima noche en Nueva York toco para mi dos o tres melodias del Gato Barbieri, solo porque sabia de mi procedencia y pretendia rendir homenaje a uno de sus maestros.

De quien aprendemos los  que no tenemos nada para aprender y todo para criticar?

Chapatin

1 comentario:

Jóse dijo...

Estuviste con Ron Carter!!!
Con quién almorzaste hoy? Con Jack Nicholson?